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Cada vez más la población busca asesoramiento cuando acude a la oficina de farmacia y la preocupación por la salud es una tendencia social evidente.
Mantener la piel en perfecto estado y facilitar que cumpla correctamente con sus funciones fisiológicas es una de las preocupaciones básicas, no sólo del ciudadano sino también del profesional sanitario que aconseja productos para su cuidado. La piel sana es una estructura compleja que realiza, además, una serie de funciones vitales básicas (como son la respiración y la regeneración y una serie de funciones secretoras
Actualmente existen en el mercado una gran gama de productos para el cuidado y tratamiento de la piel, muchos de ellos específicos a cada tipo de piel, por lo que es importante que los productos que utilices en tu rutina diaria sean adecuados para tu tipo de piel. Tu médico y tu farmacéutico saben identificar cuál es tu tipo de piel, pero ¿y tú, sabes que tipo de piel tienes?
La piel se puede clasificar en función de varios criterios:
Según la epidermis:
Piel gruesa: Con aspecto tosco, poros dilatados y color opaco amarillento, propia de personas expuestas de manera crónica al sol.
Piel delgada: Con superficie uniforme, poros poco visibles y color sonrosado. Propia de mujeres y de zonas corporales cubiertas
Según la dermis:
Piel tónica, aquella que presenta tensión y elasticidad
Piel flácida, aquella que ha perdido elasticidad y capacidad de recuperación después de someterse a deformación. Característico de pieles envejecidas, o pieles jóvenes que han sufrido adelgazamiento brusco o ciertas enfermedades.
Según las secreciones:
Piel grasa, con mayor actividad de glándulas sebáceas. Suele tener aspecto brillante y los poros abiertos. A su vez, podemos encontrar distintos tipos, como son la piel grasa seborreica, la piel grasa deshidratada y la piel grasa asfíctica
Piel seca, debida a la disminución del contenido en agua. Se caracteriza por presentar aspereza, descamación, perdida de flexibilidad y elasticidad, grietas e hiperqueratosis.
Piel normal, aquella que presenta una capa hidrolipídica bien constituida. Se caracteriza por tener color rosado uniforme, tacto suave, espesores finos, poros cerrados y sin brillo grasiento
Piel mixta, aquella que alterna características de piel seca y piel grasa de manera habitual
Piel sensible, aquella que reacciona a estímulos frente a los que una piel normal no reacciona, sufre sensaciones de incomodidad como calor, tirantez, enrojecimiento o prurito, y es frágil, clara y sujeta a rojeces difusas y/o patologías (acné, dermatitis atópica...).
Conocer tu tipo de piel es el primer paso para establecer una buena rutina de cuidado facial, ya que te permitirá escoger los productos adecuados a tu piel. Si no sabes qué tipo de piel tienes, no te preocupes, tu farmacéutico te ayudará.
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